El Baño de Sonido es la práctica grupal de la Terapia de Sonido. En ella utilizamos instrumentos armónicos como el Gong, los Cuencos Tibetanos, el Canto armónico, los Cuencos de Cuarzo, el Didgeridoo y los Koshis. Dependiendo del tipo de sesión que queramos ofrecer se puede también agregar el Tambor Chamánico, sonajas, bastones de lluvia y otros instrumentos.
La característica común que todos estos instrumentos comparten es que todos poseen solo una nota. Esta nota es llamada nota fundamental que, además de ser la nota o frecuencia más grave del instrumento, sirve de base sobre la cual se «despliegan» una serie de notas o frecuencias más agudas llamadas armónicos.
¿ Como se desarrolla la sesión?
La sesión se desarrolla en una sala o espacio equipado con todo lo necesario para garantizar el máximo confort del grupo. Luz tenue, incienso y una música suave recibirá a todas las participantes.
Después de una pequeña presentación, las personas serán guiadas en una suave ejercicio de respiración para lograr una mayor presencia y relajación antes del Baño de Sonido.
Una vez finalizada esta respiración la persona podrá optar entre acostarse o permanecer sentada en postura meditativa. Lo importante aqui es que cada uno busque su mayor comodidad, cambiando de posición si es necesario.
A partir de aqui los instrumentos armónicos crearán una burbuja de frecuencias que envolverán al grupo y lo llevarán a experimentar todos los beneficios de este tipo de terapia.
¿Cuáles son los beneficios de un Baño de Sonido?
Pues bien, el modo en que percibimos la vibración de estos instrumentos en un Baño de Sonidos podemos entenderlo en tres diferentes niveles.
El primer nivel es el que percibimos, principalmente, a través de la escucha.
El placer que generan estas frecuencias en nuestra mente hace que nuestra actividad cerebral se calme y experimentemos los efectos de una meditación profunda, asi como también aumento de la creatividad, aumento de la concentración y mayor imaginación.
Pero esta no es la única manera en que el sonido puede afectarnos, hay más.
El sonido es una frecuencia vibratoria que se propaga más rápidamente a través del agua que a través del aire.
Ahora bien, teniendo presente que nuestro cuerpo esta constituido en un 70 por ciento por agua, que efecto tendría entonces una sesión donde diferentes instrumentos suenan simultáneamente y el despliegue de armónicos y notas fundamentales se sostiene por al menos 45 minutos?
Pues bien, cuando las frecuencias tocan nuestros cuerpos se aceleran viajando a través del agua presente en todo nuestro organismo hacia niveles muy profundos, permitiendo así a las vibraciones y su geometría asimilarse a un nivel celular. Esto produce una respuesta positiva por parte de nuestras células que podría compararse a la misma que sucede durante una meditación profunda.
Finalmente, el sonido afecta también a nuestro cuerpo sutil o aura.
Nuestra aura rodea a nuestro cuerpo físico y es en ella donde pueden depositarse densidades creadas por patrones negativos, sean externos como ondas electromagnéticas (ordenador, móviles, televisión) sean internos como pensamientos o emociones. Cuando una zona de nuestra aura se ve afectada y no viene tratada, experimentamos un bloqueo, que se manifiesta sobretodo con síntomas de cansancio o apatía. Esto puede derivar en la posible aparición de una enfermedad.
Si la nota fundamental es la más grave del instrumento y principalmente la encargada de afectar a nuestro cuerpo físico con su frecuencia, son los armónicos los encargados de actuar en nuestro cuerpo sutil. El modo en que lo hacen, es de la misma manera en que el sonido trabaja en nuestras células, es decir, entrando en nuestro campo áurico y restaurandolo con nuevo patrones geometricos.
Recordar
Cuando recibimos un Baño de Sonido no hacemos otra cosa que regresar a lo que realmente somos: energía que fluye libremente, espíritu plenamente presente, es decir, aetherno.
Nos devuelve a nuestro origen, a nuestro estado de presencia, a la reconexión con el aquí y ahora, y con la plena conciencia.
Un lugar donde, desde un estado de salud, poder proyectarnos hacia un futuro mejor.